Cada Granja orgánica debe tener una certificación donde describa todos los aspectos de la granja, incluidas las medidas tomadas para prevenir la contaminación patógena de los cultivos y el agua.
Rastreabilidad: los productores y procesadores orgánicos certificados mantienen registros extensos para que puedan rastrear sus productos desde el campo hasta el punto de venta.
Saneamiento: la producción orgánica permite pasos antimicrobianos como la pasteurización, el saneamiento de los equipos y la esterilización con vapor para reducir la contaminación por patógenos.
Estiércol y composta: los alimentos orgánicos están más estrictamente regulados que los alimentos convencionales en términos de uso de abono como fertilizante. No se usa estiércol crudo en sistemas orgánicos sin un período de espera prolongado entre la aplicación y la cosecha.
Sin lodo de alcantarillado: el uso de lodo de aguas residuales está prohibido en agricultura ecológica.
Equilibrio microbiano: los microbios beneficiosos mantienen el suelo en equilibrio, proporcionando una buena nutrición a los cultivos y manteniendo los patógenos y microbios bajo control.
Biodiversidad: Crear un ecosistema más diverso mediante la adición de setos vivos, amortiguadores vegetativos y sistemas de cultivo diversificados mejorará el equilibrio microbiano y la filtración de agua, y producirá más alimentos nutritivos.
Ganadería – Las regulaciones orgánicas no permiten operaciones confinadas de alimentación del ganado, consideradas como una de las principales fuentes de E. coli 0157. Las normas orgánicas tampoco permiten el uso rutinario de antibióticos, lo que puede conducir a cepas de E. coli resistentes a los antibióticos y otros patógenos transmitidos por los alimentos.
Sin plaguicidas tóxicos: los pesticidas tóxicos están prohibidos en la agricultura orgánica.
Sin OMG: el uso de la ingeniería genética está prohibido en los alimentos orgánicos, lo que significa que los consumidores no están en riesgo de posibles riesgos asociados.